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Editorial de la Federación de Trabajadores y Trabajadoras de la Educación de Panamá (FETEP)
1 de Diciembre: Más que una celebración, un día de reflexión y lucha.
En vísperas del Día del Educador Panameño, desde FETEP alzamos la voz no para un festejo vacío, sino para una reflexión profunda sobre el estado de abandono y agresión que sufre nuestra noble profesión. Este primero de diciembre nos encuentra en pie de lucha, defendiendo nuestra dignidad frente a un gobierno que sistemáticamente pisotea nuestros derechos.
1. La esencia devaluada del docente panameño.
Ser docente en Panamá va más allá de impartir clases. Somos formadores de valores, forjadores de cultura, apoyo emocional y, con demasiada frecuencia, el único sustento de esperanza en comunidades golpeadas. Nuestra labor es extracurriculares: bandas, grupos folclóricos, acompañamiento psicosocial. Somos el corazón de la escuela. Sin embargo, el Ministerio de Educación, bajo la actual administración, busca docentes sumisos, no profesionales críticos y comprometidos. Se precariza la profesión para eliminar el espíritu de lucha y convertirnos en meros ejecutores de órdenes.
2. El ataque sistemático del gobierno: Descuentos, despidos y persecución.
El gobierno actual ha demostrado ser un violador constante de los derechos laborales y humanos del magisterio:
Castigo por la huelga: Se amenaza con descontar el salario del mes de mayo a quienes ejercieron su derecho constitucional a la huelga, ignorando fallos pendientes de la Corte Suprema.
El robo del décimo treceavo: Se aplicaron descuentos arbitrarios a este derecho, sin transparencia sobre el destino de esos fondos.
Los 298 despedidos: Casi trescientos compañeros fueron separados tras la huelga. Sus familias enfrentan una Navidad y un futuro inciertos, mientras las dirigencias gremiales blandengues no logran una estrategia efectiva para su reintegro.
Prima de antigüedad vulnerada: Se limita y retrasa el pago de este derecho, a diferencia de lo que ocurre en otras instituciones del Estado.
Persecución administrativa: Se utiliza la evaluación docente no como herramienta de mejora, sino como arma de intimidación y castigo, especialmente contra quienes participaron en las protestas. Muchos directivos, actuando como serviles de la ministra, extralimitan sus funciones para amedrentar.
3. La urgente necesidad de reorganización y unidad.
Ante este panorama, es claro que las actuales dirigencias de muchos gremios han fallado. Carecen de estrategia, se sientan a "negociar" de rodillas y firman documentos lesivos como el del 11 de julio. Las bases tenemos el poder y la responsabilidad de:
Depurar y renovar las dirigencias: Exigir elecciones y apoyar a compañeros con carácter, capacidad y una estrategia clara de confrontación ante un gobierno dictatorial.
Reorganizarnos desde las comunidades: FETEP hace un llamado a reunirnos, a tejer redes con otros sectores (ambientalistas, indígenas, comunidades). El poder no está en Molino ni en Molinar; el poder real está en el pueblo organizado.
Defender nuestros derechos con procedimientos: Ante evaluaciones amañadas, hay que anunciar divergencia y escalar a las direcciones regionales. Ante abusos de directivos, hay que presentar recursos administrativos y querellas. El derecho a la defensa está en nuestras manos.
4. La lucha docente es parte de la lucha nacional.
No estamos solos. El ataque a la educación pública es el mismo que busca reabrir la mina a costa del ambiente y la soberanía. Es el mismo que desatiende la violencia escolar y recorta recursos para gabinetes psicopedagógicos, dejando a estudiantes y docentes en la zozobra. La lucha contra el decreto 56 y por el respeto a nuestros contratos es la misma lucha por la democracia y el estado de derecho.
Llamado a la acción:
Por eso, este 1 de diciembre es un día para la reflexión activa y la unión. Los invitamos a:
Alzar la voz en cada escuela sobre la realidad que vivimos.
Participar en la concentración del 10 de diciembre en la Defensoría del Pueblo, Día Internacional de los Derechos Humanos, para exigir a esa institución que cumpla su rol de garante.
Fortalecer la solidaridad con los 298 compañeros despedidos.
Prepararnos para una resistencia organizada frente a los intentos de descuento en enero y cualquier nueva arbitrariedad.
La FETEP reafirma su compromiso de ser un espacio de información, formación y lucha. Seguiremos en la calle, en las redes, en las comunidades, porque defender nuestros derechos es defender el futuro de Panamá. Un docente digno, valiente y unido es la piedra angular de una sociedad libre.
¡Derecho que no se defiende, derecho que se pierde!
¡Por la dignidad del magisterio panameño!
¡La lucha sigue!
Federación de Trabajadores y Trabajadoras de la Educación de Panamá (FETEP).
1 de Diciembre: Más que una celebración, un día de reflexión y lucha.
En vísperas del Día del Educador Panameño, desde FETEP alzamos la voz no para un festejo vacío, sino para una reflexión profunda sobre el estado de abandono y agresión que sufre nuestra noble profesión. Este primero de diciembre nos encuentra en pie de lucha, defendiendo nuestra dignidad frente a un gobierno que sistemáticamente pisotea nuestros derechos.
1. La esencia devaluada del docente panameño.
Ser docente en Panamá va más allá de impartir clases. Somos formadores de valores, forjadores de cultura, apoyo emocional y, con demasiada frecuencia, el único sustento de esperanza en comunidades golpeadas. Nuestra labor es extracurriculares: bandas, grupos folclóricos, acompañamiento psicosocial. Somos el corazón de la escuela. Sin embargo, el Ministerio de Educación, bajo la actual administración, busca docentes sumisos, no profesionales críticos y comprometidos. Se precariza la profesión para eliminar el espíritu de lucha y convertirnos en meros ejecutores de órdenes.
2. El ataque sistemático del gobierno: Descuentos, despidos y persecución.
El gobierno actual ha demostrado ser un violador constante de los derechos laborales y humanos del magisterio:
Castigo por la huelga: Se amenaza con descontar el salario del mes de mayo a quienes ejercieron su derecho constitucional a la huelga, ignorando fallos pendientes de la Corte Suprema.
El robo del décimo treceavo: Se aplicaron descuentos arbitrarios a este derecho, sin transparencia sobre el destino de esos fondos.
Los 298 despedidos: Casi trescientos compañeros fueron separados tras la huelga. Sus familias enfrentan una Navidad y un futuro inciertos, mientras las dirigencias gremiales blandengues no logran una estrategia efectiva para su reintegro.
Prima de antigüedad vulnerada: Se limita y retrasa el pago de este derecho, a diferencia de lo que ocurre en otras instituciones del Estado.
Persecución administrativa: Se utiliza la evaluación docente no como herramienta de mejora, sino como arma de intimidación y castigo, especialmente contra quienes participaron en las protestas. Muchos directivos, actuando como serviles de la ministra, extralimitan sus funciones para amedrentar.
3. La urgente necesidad de reorganización y unidad.
Ante este panorama, es claro que las actuales dirigencias de muchos gremios han fallado. Carecen de estrategia, se sientan a "negociar" de rodillas y firman documentos lesivos como el del 11 de julio. Las bases tenemos el poder y la responsabilidad de:
Depurar y renovar las dirigencias: Exigir elecciones y apoyar a compañeros con carácter, capacidad y una estrategia clara de confrontación ante un gobierno dictatorial.
Reorganizarnos desde las comunidades: FETEP hace un llamado a reunirnos, a tejer redes con otros sectores (ambientalistas, indígenas, comunidades). El poder no está en Molino ni en Molinar; el poder real está en el pueblo organizado.
Defender nuestros derechos con procedimientos: Ante evaluaciones amañadas, hay que anunciar divergencia y escalar a las direcciones regionales. Ante abusos de directivos, hay que presentar recursos administrativos y querellas. El derecho a la defensa está en nuestras manos.
4. La lucha docente es parte de la lucha nacional.
No estamos solos. El ataque a la educación pública es el mismo que busca reabrir la mina a costa del ambiente y la soberanía. Es el mismo que desatiende la violencia escolar y recorta recursos para gabinetes psicopedagógicos, dejando a estudiantes y docentes en la zozobra. La lucha contra el decreto 56 y por el respeto a nuestros contratos es la misma lucha por la democracia y el estado de derecho.
Llamado a la acción:
Por eso, este 1 de diciembre es un día para la reflexión activa y la unión. Los invitamos a:
Alzar la voz en cada escuela sobre la realidad que vivimos.
Participar en la concentración del 10 de diciembre en la Defensoría del Pueblo, Día Internacional de los Derechos Humanos, para exigir a esa institución que cumpla su rol de garante.
Fortalecer la solidaridad con los 298 compañeros despedidos.
Prepararnos para una resistencia organizada frente a los intentos de descuento en enero y cualquier nueva arbitrariedad.
La FETEP reafirma su compromiso de ser un espacio de información, formación y lucha. Seguiremos en la calle, en las redes, en las comunidades, porque defender nuestros derechos es defender el futuro de Panamá. Un docente digno, valiente y unido es la piedra angular de una sociedad libre.
¡Derecho que no se defiende, derecho que se pierde!
¡Por la dignidad del magisterio panameño!
¡La lucha sigue!
Federación de Trabajadores y Trabajadoras de la Educación de Panamá (FETEP).
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