El 23 de abril de 2025 marca un hito en la historia de la lucha popular en Panamá: la huelga nacional convocada por el movimiento docente y respaldada por una amplia alianza de movimientos sociales inició de forma heroica y multitudinaria contra el régimen dictatorial del presidente José Raúl Mulino. Desde los primeros rayos de sol, miles de maestros, estudiantes, campesinos e indígenas se volcaron a las plazas y principales vías del país, desafiando la represión y alzando sus voces en defensa de los derechos económicos y sociales, la justicia ambiental y la soberanía nacional.
A primeras horas, el atrio de la Universidad de Panamá y la Plaza de la Democracia se convirtieron en epicentros de la protesta. Con pancartas que exigían “¡No a la Ley 462!” y “¡Educación digna para todos!”, los docentes entonaron himnos de solidaridad y corearon consignas a favor de la defensa de los derechos laborales y contra la privatización de la seguridad social. Líderes sindicales recordaron las raíces históricas de la lucha magisterial y su papel en la construcción de la democracia panameña.
Simultáneamente, en San Félix, Chiriquí; Colón; Veraguas; Darién y Bocas del Toro, se llevaron a cabo marchas y plantones que ratificaron el alcance nacional de la huelga. En cada punto, el pueblo se sumó con fuerza, reafirmando la unidad entre docentes, trabajadores rurales, organizaciones indígenas y colectivos estudiantiles.
Desde temprano, unidades antidisturbios y efectivos de la Policía Nacional cortaron el paso en varios accesos clave, usando gases lacrimógenos y cargas violentas para dispersar a los manifestantes patrióticos que clamaban consignas contra el dictador vendepatria José Raúl Mulino. Realizaron arrestos contra manifestantes afectados por el jarabe envenenado y obreros de la construcción. Se reportaron heridos por golpes y proyectiles de goma. En Azuero, unidades policiales atacaron a reporteros y camarógrafos que cubrían los eventos. El periodista Álvaro Alvarado denunció, en horas de la mañana, el uso del Ministerio Público por parte del canciller Martínez Acha para armar un caso en su contra y violar la intimidad de sus comunicaciones, dando un viso de falsa legalidad por realizar una entrevista en un caso que involucra al canciller.
En San Félix, docentes y líderes de la Alianza del Interior proclamaron su plena adhesión a los objetivos de la huelga. Ante miles de asistentes, ratificaron la exigencia aprobando la Resolución de Inicio de Huelga:
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No a la reapertura minera, por el riesgo a los acuíferos y la salud de las comunidades.
Derogación de la Ley 462, tildada de “antipopular y contraria al bienestar social”, que aumenta la edad de jubilación y privatiza los fondos de la Caja de Seguro Social.
Bajar el costo de la vida, enfrentando a los oligopolios alimentarios que encarecen alimentos básicos y estrangulan a las familias panameñas.
La movilización también alzó la voz contra la entrega de la soberanía a intereses imperialistas. Criticaron el alineamiento del presidente Mulino con proyectos coloniales impulsados por la administración de Donald Trump, que buscan saquear recursos clave como el Canal y los puertos. Se puso el foco en los millonarios contratos fraudulentos y la justicia complaciente que otorga salarios desproporcionados a magistrados y enriquece a la oligarquía financiera. La privatización de puertos y otros activos estratégicos fue señalada como el último eslabón de un modelo económico desigual y depredador.
La Alianza del Interior destacó el Plan de Inversión Integral en Desarrollo Humano de la Comarca Ngäbe-Buglé, ya presentado a la Asamblea de Diputados. Este plan de choque contempla financiamiento con utilidades revertidas de los puertos y busca resolver déficits en salud, educación, vialidad y derechos culturales, atacando de raíz la pobreza y la informalidad.
La jornada concluyó con un llamado unánime a la revocación del presidente José Raúl Mulino, considerado incapaz de convivir con la democracia y responsable directo de actos dictatoriales que amenazan la soberanía y el bienestar del pueblo. Con fuego en la mirada y puños alzados, los manifestantes juraron mantenerse firmes hasta lograr la justicia social y el restablecimiento pleno de sus derechos. En este épico primer día de huelga nacional, la ciudadanía panameña demostró que la dignidad y la unidad popular son fuerzas indetenibles. La resistencia continúa, con la convicción de que solo la movilización y la solidaridad frenarán la ofensiva dictatorial y abrirán camino a un futuro de equidad y libertad.
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