Las bombas del Instituto Nacional no son de explosivos

Foto: Xinhua/Mauricio Valenzuela

La ausencia de contacto con la realidad del MEDUCA, desde su márgenes profundas, hace que escriban notas de prensa denunciando como un gran hallazgo la existencia de pandillas dentro del Instituto Nacional, cuando l@s educador@s de decenas centros escolares han denunciado miles de veces la existencia de este problema no sólo en este plantel, sino en decenas de escuelas de diversos niveles, sobre todo en las zonas urbanas de Panamá y Colón, ¿y qué han hecho siempre? actuar represivamente, enviando a la policía,  jamás desarrollado un programa continuo de prevención social en las escuelas con población estudiantil de riesgo. También llama la atención, que los altos funcionarios del MEDUCA en vez de estar planificando, analizando y midiendo sistemáticamente los resultados de su fracasada gestión, sacan la "primicia" de que los estudiantes fabrican bombas con botellas de vinagre. Esto nos recuerda lo que pretendieron hacer con los docentes en la última huelga con la supuesta bomba cerca de la dirección Regional de Educación de la Chorrera: sembrar falsedades para aplicar el terrorismo de Estado y  poder judicializar, criminalizar la protesta social, y así lo da a entender la nota de prensa del MEDUCA:

"grupos azuzados por adultos intentan afectar el proceso de los estudiantes graduandos", quienes no los apoyaron en las últimas manifestaciones durante la huelga de algunos docentes. 
(Diario La Estrella, 13 de sept. 2013 ver)


Como vemos, este es todo un manual de represión, que muy bien afianzó Pinochet, y toda clase de genocidas en décadas pasadas, y aún siguen usando las dictaduras de civiles(Partidocracias) que se disfrazan de Democracia.

Como si se tratara de un juego mediático más, el MEDUCA exhibe como delicuentes y criminaliza a los menores de edad del Instituto Nacional, sin ninguna contemplación, causándoles un enorme daño psicológico, por ello instamos a los docentes y padres de familia del Instituto Nacional a denunciar estas arbitrariedades del Estado, que con su actitud represiva reafirma el fracaso de su gestión en el modelo educativo y el desarrollo social de los jóvenes.

Las bombas del instituto nacional no son de explosivos, sino frustraciones juveniles ante un sistema injusto que los condena al circulo de la violencia, al estrés social.

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